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La misión del blog es dar a conocer las actividades relacionadas con la Astronomía en el Estado Monagas y convertirse en referencia y consulta para el público en general.
El autor del blog es Profesor de Física; responsable de las cátedras de Astronomía, Astrofísica y Física Básica en el Programa de Ciencias de la Tierra del Instituto Pedagógico de Maturín (UPEL) y Coordinador UNAWE-Monagas (CIDA-UNAWE)

La imagen muestra las bellezas del Universo con las de Monagas: La Cueva del Guácharo y la Catedral de Maturín

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domingo, 1 de noviembre de 2015

LAS CIENCIAS DE LA TIERRA

UN ÁREA DEL SABER NECESARIO PARA LA PERMANENCIA DE LA HUMANIDAD

RETOS Y OPORTUNIDADES EN EL PROCESO DE CAMBIO CURRICULAR EN EDUCACIÓN MEDIA EN VENEZUELA

Para bajar el documento haga click en: https://files.zyncro.com/Zer6ORa

No queda ninguna duda que la educación es fundamental para el desarrollo de cualquier país, y así lo estableció el Informe Delors de Educación para el Siglo XXI, en el que los educadores del mundo concluyeron que la educación es imprescindible para lograr la formación integral de la persona, y por ende de las naciones, siempre y cuando el humanismo, se entienda en profundidad y como parte importante de la ciencia moderna.

Se debe comprender lo que se aprende pero se debe pensar para innovar. Dicho lo anterior, la tendencia educativa actual en la formación de las personas está sustentada en cuatro pilares: el aprender a conocer, el aprender a hacer, el aprender a convivir y el aprender a ser. Esto plantea una educación pluridimensional que no es más que la combinación del aprendizaje con la formación y el trabajo.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, de 1999, expresa en su artículo 102, que “la educación es un instrumento del conocimiento científico, tecnológico y humanístico, que tiene la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad; es un deber social y un derecho (humano) fundamental”.

Por otra parte, la CRBV, delimita las áreas curriculares. León (2009) indica que en algunos casos las establece como obligatorias y necesarias, en todos los niveles y modalidades, como por ejemplo la Educación Ambiental, Lengua castellana, Historia y Geografía de Venezuela, Principios del Ideario Bolivariano y Educación Física y Deporte. En el caso de las matemáticas, las ciencias naturales, las ciencias sociales, los idiomas extranjeros, la literatura, la educación estética, y la educación para el trabajo quedan condicionadas a las necesidades del desarrollo científico, tecnológico, humanístico, artístico y laboral del país.

Sin embargo, para la intención de este artículo, lo establecido en la CRBV se convierte en una oportunidad para que las Ciencias de la Tierra asuma su lugar de importancia en la formación del ser individual que esta constitución establece.

Es necesario indicar que el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), con la promulgación de la Ley Orgánica de Educación en 2009, ha asumido un rol activo desde entonces, como ejecutor en cuanto a la rectoría del Estado Docente que posee el Estado venezolano tomando como base los principios de integralidad, cooperación, solidaridad, concurrencia, inclusión, democratización, autonomía y corresponsabilidad, y de lo cual, los docentes venezolanos esperan que los cambios curriculares demuestren la aplicación de esos principios. Se establece como norte que sea una educación liberadora, de interés público, acompañado constantemente de un diálogo socializado de saberes, que lleve a ese educando hacia la creación e innovación tanto en lo intelectual, científico, humanístico, tecnológico y productivo.

Para 2014 el MPPE gira instrucciones para que se dé la Consulta por la Calidad Educativa, y para 2015, marzo, específicamente da a conocer el documento denominado “Adecuación Curricular en el Nivel de Educación Media General. Orientaciones generales para el proceso de presentación de propuestas pedagógicas y curriculares”.

En septiembre de 2015, el MPPE da a conocer el documento “Proceso de Cambio Curricular en Educación Media. Documento General de sistematización de las propuestas pedagógicas y curriculares surgidas en el debate y la discusión”, de 315 páginas. Esta propuesta, luego de consultas, reparos y documentos de críticos, de muchos docentes e investigadores en el área de la Educación, en los que se pedía una rectificación sobre algunas áreas del conocimiento, que por alguna razón no aparecían en dicho documento, entre ellas las Ciencias de la Tierra, el MPPE en el mismo mes de septiembre, emite un nuevo trabajo para la su revisión y discusión, titulado con el mismo nombre pero ahora con 275 páginas.

Buenas noticias se tiene al saber que no sólo es incluido nuevamente la Ciencias de la Tierra, si no que como asignatura forma parte del Área de Ciencias Naturales, y se desarrollará tanto en Cuarto Año como en Quinto Año de Educación Media General.




De cierta manera, a quienes se vinculan con esta área, tanto los estudiantes que se están formando como Profesores en Ciencias de la Tierra, así como los egresados y quienes laboramos e investigamos en las Geociencias, es importante tener en cuenta algunas consideraciones desde el punto de vista histórico, legal, filosófico y pedagógico, que hacen a las Ciencias de la Tierra un área de vital importancia para Venezuela.

Aspectos históricos (1)


El área de Ciencias de la Tierra en Venezuela es producto de acuerdo entre instituciones nacionales e internacionales. Por lo que es necesario remontarse al año 1957, cuando por iniciativa de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos declara, desde ese año hasta 1958, como el Año Geofísico Internacional. Declarar ese año de esa manera tuvo como objetivo establecer los cimientos para estudiar sistemáticamente la Tierra y su ambiente planetario. Para ese entonces participaron sesenta y siete países, cuyos científicos realizaron investigaciones de varios fenómenos naturales (entre ellos el descubrimiento de los cinturones de Van Allen, la exploración de la Antártida y el estudio del fondo oceánico que permitió la creación de la teoría Tectónica de Placas). Lo anterior, más otro sin número de estudios y descubrimientos, hicieron que resurgiera el interés, desde el punto de vista académico por el área de las Ciencias de la Tierra.

Todo ese interés se cristaliza, para  julio de 1972, cuando la Organización de los Estados Americanos (OEA)  a través de su dependencia en materia educativa, aprueba la obligatoriedad del incluir en los curriculum de todas los pensas de estudio del continente americano (organizaciones educativas, escuelas, liceos, escuelas normalistas, pedagógicos, y escuelas de educación de las Universidades, entre otras) las Ciencias de la Tierra.

Más adelante, en junio-julio de 1974, la UNESCO ratifica la propuesta de la OEA, lo que genera todo un movimiento educativo de desarrollo curricular, tanto para la educación básica (al incluir la asignatura en el bachillerato) y la educación universitaria (al incluir la carrera de Profesor y/o Licenciado en Ciencias de la Tierra).

En el caso de la UPEL, la Especialidad de Ciencias de la Tierra, en la cual se formar los profesores en esta área, inicia con su primera etapa en 1971-1972 en el Instituto Universitario Pedagógico de Caracas (IUPC) al presentarse el proyecto Mayer (donde el representante oficial de la OEA, fue el Dr. Víctor Mayer en compañía de profesores del IUPC). Se suman a este proyecto, además de la OEA y el IUPC, el Ministerio de Educación, Ministerio de Minas e Hidrocarburos, Escuela de Geología de la UCV, el IVIC, la Sociedad Venezolana de Geólogos y Creole. Para la segunda etapa, de 1972 a 1978, se logra, a través del trabajo realizado por la Comisión de Currículo de Ciencias de la Tierra, presentar ante el Consejo Académico el Plan de la Especialidad de Ciencias de la Tierra, teniendo como base el Proyecto Mayer.

El año 1972 ve nacer la Especialidad de Ciencias de la Tierra (con 126 créditos, distribuidos en 15 de formación general; 67 en formación especializada, 25 en formación profesional y 19 en cursos electivos). El 25 de abril de 1973 se inaugura oficialmente la Sección de Ciencias de la Tierra. En esos años, y de forma paralela al aspecto curricular, se contemplan programas de desarrollo y perfeccionamiento de docentes, tanto del pedagógico como de Educación Media. Para el 27 de enero de 1978, la Sección de Ciencias de la Tierra del IUPC pasa a ser Departamento, por aprobación de su Consejo Académico, siendo autorizado por el Ministerio de Educación, posteriormente.

Desde 1978 en adelante, por lo dinámico de los cambios en los planes curriculares y los contextos históricos de la educación (transformación curricular del IUPC, creación de la UPEL, lineamientos de las leyes Orgánicas de Educación, entre otros) en nuestro país, el diseño curricular y plan de estudios buscó como norte formar un docente con un enfoque integrador de las Ciencias Naturales. Es decir, la filosofía es contemplar un tratamiento flexible y dinámico de los planes de estudio para fomentar el trabajo integrador en los procesos de la ciencia y la tecnología, y lo era novedoso, por la inclusión del trabajo de campo, con el cual se buscaba, y siempre ha sido así, aplicar las destrezas y conceptos aprendidos durante los cursos regulares, con la finalidad de resolver problemas específicos de investigación, lo cual asegura la integración de los aprendizajes. A lo anterior, se le suma una formación docente con dimensionalidad ecológica lo que permite a las Ciencias de la Tierra ser un agente de cambio para el desarrollo desde el punto de vista económico, ambiental, educativo y social del país.

En cuanto al inicio de Ciencias de la Tierra en el Instituto Pedagógico de Maturín, para septiembre de 1974, este instituto crea la asignatura de Ciencias de la Tierra,  en la Especialidad de Química; posteriormente se agrega al Plan de Estudio de Biología. Hasta 2010, los profesores egresados de la Especialidad de Geografía e Historia, Química y Biología se encargaban de administrar la asignatura de Ciencias de la Tierra en el quinto año del bachillerato en el oriente del país. Con la creación de la Especialidad de Ciencias de la Tierra, en el IPM, la región oriental contará con profesores formados y especializados en tan importante área del conocimiento.



Cabe considerar, que no sólo la UPEL atiende la formación de docentes en Ciencias de la Tierra, sino que otras universidades crearon sus licenciaturas, así como Centros de investigación en las Ciencias de la Tierra, lo que conlleva la formación de personal de cuarto nivel en las universidades mediante los postgrados.

Resulta claro, en este sentido, evaluar la infraestructura creada a lo largo de estos cuarenta y tres (43) años dedicado al estudio de las ciencias de la tierra y su impacto en la sociedad venezolana.

De hecho, debe revisarse como las Ciencias de la Tierra ha adaptado sus planes de estudio a los diseños del Currículo Básico Nacional, como por ejemplo, el de 1997; en éste se plantearon los ejes transversales: Lenguaje, Desarrollo del Pensamiento, Valores, Trabajo y Ambiente. Si se observa con detenimiento, se encuentra que en el eje transversal Ambiente, se promovía la formación de ciudadanas y ciudadanos en valores ambientales, éticos, estéticos y la participación organizada de la ciudadanía en la solución de problemas socioambientales,  incluyendo a la salud pública. Igualmente  planteaba la necesidad de una alfabetización ambiental para lo cual se requería:

  • El conocimiento de la realidad ambiental y la identificación de sus problemas.
  • La comprensión de los procesos sociales, históricos y ecológicos.
  • El desarrollo de una sensibilidad ambiental.
  • La búsqueda de soluciones y medios de acción disponibles.
Todos esos aspectos nombrados los contemplan las Ciencias de la Tierra, y por lo tanto, hoy más que nunca, en un momento en que el fenómeno climático afecta a la civilización actual, el estudio y conocimiento de las Ciencias de la Tierra es una herramienta valiosa para la alfabetización ambiental.

Aspectos legales

No menos importante es tomar en consideración los aspectos legales que soportan y dan solidez a la importancia de estudiar las Ciencias de la Tierra, sobretodo como asignatura en Subsistema de Educación Básica.

En Venezuela, y a través de la Carta Magna, como lo es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se establecieron normativas que fundamentan, la dimensionalidad ecológica que debe prevalecer en los ciudadanos. Como lo ambiental va de la mano con la salud integral, esa normativa constitucional busca alcanzar el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad, por lo que cada generación, tiene como derecho y deber, proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí mismo y del mundo futuro. Sólo basta imaginar que cinco millones de estudiantes del subsistema de Educación Básica, formados como seres sociales informados, educados y sensibilizados, por la asignatura de Ciencias de la Tierra, a las causas e impactos de los problemas ambientales, puedan, de alguna manera, sentirse preparados para tomar decisiones acertadas que aporten soluciones a esa problemática ambiental.  Es imperioso aclarar, que si la matrícula anual del país es de  la cantidad antes referida, entonces en un período de once años, deberán cursar la asignatura de Ciencias de la Tierra, y se tendrá con seguridad, que ese derecho y ese deber serán cumplidos.
Un individuo que asuma medidas preventivas integrales ante diversas situaciones de riesgo, corresponsable de los destinos del país,  que cuida su propia salud, la de su familia y la del entorno, es un ser dimensionalmente ecológico.

Se debe precisar, con lo antes expuesto, los artículos de la CRBV, que fundamentan legalmente  la existencia y continuidad de las Ciencias de la Tierra en Venezuela.

La integridad territorial se expone en el artículo 1, como principio fundamental. Esta integridad  incluye un país soberano desde el punto de vista ambiental, y luego se amplía con el artículo 127 (Capítulo IX De los Derechos Ambientales) en el que toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. Se indica, además, que el Estado protegerá el ambiente, y por lo tanto, quienes enseñamos e investigamos en el área de las geociencias, el Estado debe fortalecer y ampliar aquellos mecanismos que coadyuven para lograr este fin, por lo que es necesario mantener el estudio de las Ciencias de la Tierra, y si es posible, extender esta asignatura desde el tercer año de bachillerato. Para los artículos 128 y 129, las líneas y centros de investigación, así como los postgrados en el área de las Ciencias de la Tierra, son las herramientas a utilizar para que lo expuesto en estos artículos (desarrollo de una política  de ordenación del territorio y los estudios de impacto ambiental y sociocultural) puedan cumplirse. Además de los artículos antes mencionados, deben revisarse los artículos 3, 19, 100, 102 ,103 y 104 porque la educación es cultura, y es un derecho humano y deber social fundamental, y por el eso el Estado es garante que lo expresado en estos artículos se cumpla.

En cuanto a la Ley Orgánica de Educación (2009), artículo 6, numeral 2, literal e, plantea: “Para alcanzar un nuevo modelo de escuela, concebida como espacio abierto para la producción y el desarrollo endógeno, el quehacer comunitario, la formación integral, la creación y la creatividad, la promoción de la salud, la lactancia materna y el respeto por la vida, la defensa de un ambiente sano, seguro y ecológicamente equilibrado….”. Y así, no menos importante está el artículo 14, cuando indica que “La educación ambiental, la enseñanza del idioma castellano, la historia y la geografía de Venezuela, así como los principios del ideario bolivariano son de obligatorio cumplimiento, en las instituciones y centros educativos oficiales y privados”. En consecuencia, y válida la opinión deben incluirse los artículos 3, 14, 15 (numeral 5), 17, 18, 19 y 26.

Aparte de la CRBV y la LOE, deben tenerse en cuenta la Ley Orgánica del Ambiente (2007) en sus artículos 3, 4, 10 y 35; La Ley Orgánica de Salud (1998) y todo el articulado sobre la gestión de riesgo.



Plan de Ciencia Tecnología e Innovación 2005-2030 y el Plan de la Patria
Desde el punto de vista de la Ciencia, la Tecnología e Innovación, y lo contemplado en el CRBV, en su artículo 110 que expresa: “El  Estado reconocerá el interés público sobre la ciencia, tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y servicios de información necesarios por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del país, así como para la seguridad y soberanía nacional…”,  el área de las Ciencias de la Tierra es un área interdisciplinaria (o ciencias integradas: geofísica,  geoquímica, geología, sismología, climatología, meteorología, pedología, hidrología, geomorfología, astronomía, física, química, biología, matemáticas, estadística y otras muchas) porque hace uso de métodos, técnicas y conocimientos aportados por varias disciplinas científicas que contribuyen a descifrar los misterios e interrogantes acerca del planeta(2), y por lo tanto, es una necesidad recuperar las distintas modalidades de conocimientos, con el objetivo de impulsar la transdiciplinariedad y la colaboración activa (en diálogo de saberes) según lo estipulado en el Plan de Ciencia Tecnología e Innovación 2005-2030.

Adicionalmente, el área de las Ciencias de la Tierra contribuye con ciertas  finalidades que este Plan se trazó, como por ejemplo, el  de construir una cultura científico-tecnológica que oriente las potencialidades y capacidades nacionales hacia la transformación de la sociedad venezolana a partir de la configuración de valores y modelos de acción que promuevan una ciencia, tecnología e innovación pertinente, integral, de producción colectiva, comprometida con la inclusión y la vida en el planeta.
Lo anterior lleva a recomendar, obligatoriamente, la lectura del aparte denominado Análisis Situacional, punto 6, indicadores de salud; y, el punto 8, condiciones ambientales en Venezuela, en los cuales los proyectos elaborados por los estudiantes al término de su carrera, como Profesor de Ciencias de la Tierra, poseen una capacidad de respuesta específica y propia que permiten potenciar los procesos de desarrollo local usando el pensar global y actuar local. Es opinión de quien escribe, y valga la modestia, indicar que las Ciencias de la Tierra, encuadra perfectamente con lo expresado en dicho plan y es mucho lo que se puede aportar.

Aspectos filosóficos

Dicho lo anterior, palabras más, palabras menos, la formación en Ciencias de la Tierra se constituye en una carrera que permite enseñar la planificación de una explotación adecuada de los recursos que nos ofrece la naturaleza, además de permitir la comprensión de los fenómenos naturales que de alguna u otra manera afectan al ser humano y a la biosfera, y cómo éste, a través de sus acciones antrópicas afecta la naturaleza. Es innegable que su estudio está vinculado a la prevención de riesgos como lo son los sísmicos, meteorológicos y volcánicos. Venezuela, en este sentido, puede ser vulnerable a los dos primeros.

Para que el progreso de la nación sea integral desde la perspectiva del eje integrador Ambiente y Salud Integral, cada ser humano, familia, escuela y comunidad, debe ser consciente de las potencialidades humanas, culturales y naturales en donde se desarrolla, a fin de fomentar la identidad nacional y el espíritu del trabajo liberador. Por ello es indispensable el fomentar en las ciudadanas y los ciudadanos actitudes que favorezcan la promoción, sostenibilidad de la salud, conservación, preservación, protección y defensa del ambiente, que asegure la sustentabilidad necesaria.

Por lo antes expresado, ese fomento debe centrarse en el desarrollo humano a través de la educación, bajo los principios de sustentabilidad y sostenibilidad que en toda actividad humana son necesarios que estén presentes, más aún en la búsqueda de la construcción de la socioproductividad; las Ciencias de la Tierra ayudan a la identificación, el conocimiento, la valoración y conservación de nuestro patrimonio natural y cultural (tangible e intangible), además de contribuir con la nueva visión de seguridad y soberanía alimentaria desde lo endógeno, para la formación de ese nuevo republicano que la patria demanda, vinculados al desarrollo endógeno productivo y sustentable conjuntamente con el modelo socioproductivo del país.

En este marco filosófico debe apuntarse que Venezuela es un país que se encuentra favorecida al estar entre los primeros diez (10) países con mayor biodiversidad y entre los quince (15) países del planeta con mayor cobertura boscosa y reservas de agua. Además, cuenta con un gran patrimonio biogeográfico, de gran variedad de ecosistemas presente en las regiones caribeña, andina, amazónica y guayanesa. Aunado a esta riqueza ambiental, un significativo patrimonio cultural tangible e intangible, que constituye un fundamento importante por el cual luchar y preservar, y que el Estado venezolano debe, a través de  mecanismos, como la educación, que sus ciudadanos y ciudadanas lo consideren como un deber y un derecho protegerlo y mantenerlo en beneficio de las actuales y futuras generaciones, destacando que la salud integral y el ambiente se considera como un proceso dinámico de interacción, donde las familias, escuelas y comunidades juegan un papel protagónico para un desarrollo endógeno armónico sostenible y sustentable a favor del desarrollo humano en beneficio individual y colectivo.

En este contexto se debe destacar que la salud integral del ser humano es producto de una interacción con el ambiente. Entendiendo este último como el “conjunto o sistema de elementos de naturaleza física, química, biológica, sociocultural, en constante dinámica por la acción humana o natural, que rige y condiciona la existencia de los seres humanos y demás organismos vivos, que interactúan permanentemente en un espacio y tiempo determinado” (Art. 3 de la Ley Orgánica del Ambiente).

La salud no sólo depende de los factores ambientales, sino de los niveles de vida alcanzados, siendo éstos de gran importancia para el desarrollo del ser humano. En este sentido, el Estado debe otorgar un gran impulso a la educación y la salud preventiva, por medio de las diferentes políticas públicas, expresadas en el Proyecto Nacional Simón Bolívar y enmarcada en la directriz de “la suprema felicidad social” al señalar que: “La educación ambiental debe permear todos los estratos sociales y todos los niveles educativos”. ¿Y cómo hacerlo? Pues, a través de las Ciencias de la Tierra.

De acuerdo con lo expuesto, la educación se considera como un proceso esencial en la formación de cada ser humano. Por lo tanto, el desarrollo curricular profundiza en los ejes integradores, en este caso el eje integrador Ambiente y Salud Integral, el cual se encuentra inmerso en la toma de decisiones conducentes al aprovechamiento racional, responsable, del patrimonio sociocultural y los recursos naturales del presente y del futuro.

El papel de un curso como el de Ciencias de la Tierra es el de proporcionar conocimientos fundamentales para el bienestar general de la población, en la medida que comprendamos la importancia de los temas que aborda y sus implicaciones sociales, económicas y ambientales, más aún cuando los problemas vinculados con el delicado equilibrio planetario han adquirido especial relevancia, y determinar su impacto en el desarrollo humano es apremiante.

La gestión del territorio y de los recursos de un país con características geológicas y geofísicas como el nuestro, requiere del desarrollo óptimo de la investigación y de aplicaciones de las diferentes disciplinas que conforman las Geociencias. Se necesita que las nuevas generaciones se incorporen a este esfuerzo, y que el Estado aporte toda la voluntad posible, así como los recursos materiales y financieros para la investigación y la formación.

Las Ciencias de la Tierra es un área que permite ampliar la comprensión pública sobre el destino del planeta y el futuro de la especie humana. Esta comprensión es incompleta, si no se logra que todas y todos desarrollemos la capacidad para evaluar, con juicio crítico, los problemas más acuciantes y se asuma como temas que conciernen de manera vital.

Los temas del planeta, de sus recursos y de su naturaleza activa y dinámica, junto a la discusión sobre el modelo de desarrollo que se desea, no son exclusivos de unos pocos, ni sólo para los debates de salón; en realidad son temas para todos los ciudadanos quienes, con su participación decidida, pueden llegar a influir sobre el curso de las acciones para lograr el imperativo ético de salvar al planeta y preservar la especie humana.

Impulsar la formación de una cultura ambientalista basada en la conservación de la biodiversidad y la sociodiversidad, las condiciones ambientales y el aprovechamiento racional de los recursos naturales, mediante la participación protagónica y corresponsable de la familia, escuela y comunidad es un deber de las Ciencias de la Tierra.

Aspectos pedagógicos

Cada universidad establece lineamientos en el área de la enseñanza y de la investigación, con la finalidad de generar nuevos conocimientos e innovaciones tecnológicas en el campo pedagógico que propicien transformaciones tendentes al mejoramiento de la calidad de la educación, como un aporte al desarrollo sociocultural y científico del país. Esos lineamientos buscan, constantemente, adecuar la labor investigativa a las necesidades emergentes de los complejos contextos físico-natural y socioeducativo, con el objeto de reforzar la calidad de la educación venezolana, y eso incluye los proyectos elaborados, por los estudiantes cursantes de la carrera de Ciencias de la Tierra, orientados a la búsqueda de soluciones de los principales problemas del sector educativo.

Todo ello orientando la praxis pedagógica como una unidad inseparable de reflexión y acción, donde las instituciones educativas se conviertan en espacios de vivencia, ensayo constante y permanente de la futura ciudadanía para que se materialice la relación entre las luces, la moral y la libertad.

De allí que, a partir de las orientaciones educativas, los docentes deberán ser el modelo de ética y proponer experiencias creativas, positivas, generadoras de avances y crecimiento personal integral, que permitan relaciones armoniosas y de convivencia en ambientes sociales donde prevalezca un clima de respeto a las ideas, así como el trabajo cooperativo, experiencias cotidianas y vivencias con la naturaleza, donde logren potenciar los conocimientos, destrezas y actitudes básicas para vivir en sociedad, creando conciencia regional y nacional de la patria, a partir de la didáctica centrada en los procesos (artículo 14, LOE) que tienen como eje la investigación, la creatividad y la innovación, favoreciendo el aprendizaje interactivo, dialéctico, flexible y contextualizado, tomando en referencia el desarrollo de pensamiento sociocognitivo y la acción concreta sobre la propia realidad, desde una de actitud reflexiva que permita generar nuevas alternativas y resolver situaciones. En este sentido, y a través de la enseñanza de las Ciencias de la Tierra los estudiantes podrán entender y apreciar esa relación armoniosa y de convivencia con el ambiente, con el planeta.

El Plan de Ciencia y Tecnología 2005-2030, en sus Conclusiones diagnósticas, punto 2, entorno nacional, indica: “Desde la perspectiva de la ciencia y la tecnología en cuanto corresponde a la educación, es necesario, de un lado, profundizar los estudios científicos en las distintas disciplinas  científicas, ingenieriles y técnicas, y de otro lado, hacer un esfuerzo por diversificar los estudios técnicos y por inducir la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia, especialmente en los niveles básico, medio y diversificado”, y agrega que “en tanto en nuestro medio la tradición no está precisamente orientada ni vinculada a este cuerpo de conocimiento, y se hace fundamental captar talentos que incursionen y construyan cada vez más una ciencia nacional”. Las Ciencias de la Tierra permiten promover una sociedad científicamente culta, ya que la combinación de la teoría con la práctica (trabajos de campos) permite permear un conocimiento geológico, climático, astronómico, estadístico, de ordenamiento territorial que permiten pensar globalmente actuando localmente.

Propiciar la participación del estudiante durante todo el proceso educativo a través de la experiencia directa, la exploración, la experimentación, las diversas formas de investigación y el análisis crítico ante situaciones ambientales que influyen sobre la salud integral, favorece el trabajo cooperativo en un clima de respeto y aceptación. Un trabajo de campo con los estudiantes y docentes en contacto con el ambiente y la comunidad permiten fortalecer la función social o formadora de la escuela como el centro del quehacer comunitario, así como establece que la comunidad es el  centro del quehacer educativo, y esto se logra cuando un docente, bien formado, en el área de las Ciencias de la Tierra, logra un papel activo en la formulación y realización de proyectos educativos con sus discentes.
Una sociedad bien informada, que esté consciente de las complejas relaciones que existen entre el ser humano y su planeta, apoyará y reconocerá, sin dudas, que la enseñanza de las Ciencias Naturales, y entre ellas, las Ciencias de la Tierra es de vital importancia para la preservación de la especie humana a través de la protección de su ambiente, y por ende de su salud. Todos, absolutamente todos, se benefician cuando se enfatiza la enseñanza de las Ciencias de la Tierra.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Se entiende que los procesos de cambios curriculares deben darse, y son necesarios, pero las iniciativas transformadoras requieren de la consulta de cada uno los entes, y sobre todo de aquellos que están en constante investigación, tanto en las ciencias naturales como en el área educativa, y seguro se está que en lo concerniente al área de Ciencias de la Tierra esa consulta no se hizo con el debido tiempo.

Si es un deber no fragmentar el conocimiento, también lo es el no fragmentar y obviar a actores, hombres y mujeres, que se preparan, que enseñan, que investigan e innovan en el campo de las Ciencias de la Tierra para ofrecerle al país un sistema educativo con un excelente nivel en su currículo que permita tener ciudadanos y ciudadanas en democracia, participativos, protagónicos y productivos para lograr la pertinencia curricular, vinculada con los temas de la vida cotidiana, contextualizada con las necesidades y expectativas de comprensión intelectual y científica para el logro de una conciencia dinámica y productiva que entienda la relación entre individuo y ambiente, con perspectiva global y aplicación local, y genere soluciones a los conflictos y problemáticas de la sociedad venezolana.  

Esperamos, y tal como lo planteó Maffesoli (1997:68), que exista un raciovitalismo como sinergia de la razón y lo sensible. Que los que dirigen las políticas educativas, y aquellos quienes establecen los cambios curriculares, según la política de Estado, entiendan que lo afectivo, las emociones y sensaciones, no se pueden seguir viendo separadas de lo racional, del intelecto; que conjuguen, combinen y mezclen para llegar a un engranaje metodológico necesario para la reflexión epistémica, y no tomen decisiones apresuradas, y sin la profundidad en el debate que los lleven (o nos lleven) a fracasos escolares.

La existencia y continuidad de las Ciencias de la Tierra es privilegiar la formación para la vida, y con esta frase, es de permitir, en base a la perspectiva transformadora, que se construya la formación de una Ciencias de la Tierra desde el tercer año en el Nivel de Educación Media General, así como en el Nivel de Educación Media Técnica, lo cual redundará con éxito, en el desarrollo de las potencialidades humanas de nuestros estudiantes con una ciudadanía protagónica, crítica, alfabetizada y comprometida con los valores de equidad, justicia, libertad, solidaridad, igualdad que fortalecerán la dimensión ecológica del ser, asegurando la soberanía de nuestra nación.

En un momento se creó una profunda preocupación por la omisión del área de Ciencias de la Tierra en el Documento de Adecuación Curricular, pero con la debida rectificación a tiempo, se da crédito a la comprensión y rectificación por parte del ente ministerial, lo cual permitirá trabajar con más ahínco extender propuestas con una visión integral, hacia los estudiantes del Subsistema de Educación Básica.


Documentos que deben ser revisados por Profesores e Investigadores en Ciencias de la Tierra
Internacional
Acuerdos multilaterales ambientales
• Convención sobre Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de la Unesco (1990)
• Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Agenda 21 (Cumbre de la Tierra, Río, 1992).
• Convenio sobre la Diversidad Biológica (1994)
• Convenio Marco sobre Cambios Climáticos, con el propósito de estabilizar la producción de los gases de efecto invernadero y Convenio sobre la Diversidad Biológica como exhortación para la preservación de las especies, firmadas en Río, 1992, ratificado en 1994.
• Convenio Internacional de las Maderas Tropicales (1997)
• Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación (1998)
• Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas (1998)
• Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre Diversidad Biológica del 2002.
• Declaración de la Cumbre de Johannesburgo, concebida para ratificar los compromisos contraídos en Río, Protocolo de Kyoto y Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, entre otros (2002).
• Protocolo de Kyoto, de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (2004).
• Convenio sobre el Procedimiento de Consentimiento Fundamentado previo aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos, objetos de comercio internacional (2004).
• Tratado Internacional sobre los Recursos Filogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (2004).
• Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (2005).
• La Quinta Conferencia Mundial sobre Promoción para la Salud.
• Carta de los Derechos Sociales Fundamentales para Latinoamérica y el Caribe (2004)
• Carta Social de las Américas
• Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social.
• La Iniciativa Regional de Escuelas Promotoras de Salud, impulsada por OPS/OMS desde (1995).
• La Declaración de Yakarta en Indonesia (1997).
• La Declaración de Bogotá (1992).
• Organización de Naciones Unidas en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (1994).
• La Conferencia del Caribe sobre Promoción de la Salud en Trinidad y Tobago (1993).
• Carta de Ottawa (1986).
• Iniciativa de las Escuelas Promotoras de Salud (1998).
• Escuelas Asociadas a la Unesco.

Referencias:
(1) Se hace referencia a la Artículo 33 años de Trayectoria del Departamento de Ciencias de la Tierra. Signos de Luz y Arraigo. El IPC en sus 70 años. Caracas 2007.
(2) Libro La Tierra: nuestro dinámico hogar. Quinto año. Colección Bicentenario
(3) La Educación encierra un tesoro. Link: http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF
(4) Plan de Ciencia Tecnología e Innovación 2005-2030
(5) Plan de la Patria

Documentos importantes:
   ¿Por qué Ciencias de la Tierra?
       Link para bajar el documento: https://files.zyncro.com/bV1RWA_

   Alfabetización en Ciencias de la Tierra
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